TU........: Tú eres el resultado de ti mismo. No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tú has hecho tu vida. Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar; corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre o mujer surge de las cenizas del error.
Con todo lo que se está generando alrededor del horroroso crimen de las niñas de Tenerife, me viene a la cabeza cómo se reaccionaba en la Edad Media ante hechos similares.
Ante hechos tan atroces que el común de los mortales no concebimos, lo habitual en la Edad Media es que los mismos se atribuyesen a brujas (mujeres que habían pactado con el diablo) o directamente a Satán. Solo el Mal personificado podía explicarlo.
La razón o la ciencia quedaban totalmente al margen, pero daba igual: lo importante es que esa explicación del hecho contaba con el favor del común de los ciudadanos y, sobre todo, de las élites gobernantes, que constantemente abonaban ese mensaje.
Así, los ciudadanos eran convenientemente adecentados cada día de misa sobre cómo el diablo se puede meter en las personas y estar detrás de los peores actos de éstas, haciendo hincapié en la mujer que, bajo el estigma de Eva, era más fácilmente influenciable.
A su vez, la Iglesia mantenía toda una estructura de poder, dinero incluido, girando en torno a la idea de que Satán era algo real que, efectivamente, vivía entre nosotros. Clero, reyes, tribunales e incluso pensadores y teóricos, formaban parte de esa estructura de poder.
Por supuesto, las "soluciones" ante hechos así, consistentes en sacar el demonio del sujeto afectado, o en actos colectivos de expiación, tenían poca o nula efectividad real. Pero daba igual, porque señalar públicamente al demonio era catarsis social suficiente.
Como vemos, la razón se sustituía por la fe, y la ciencia por dogmas indiscutibles. De hecho, apartarse de esta explicación oficial era una actividad de riesgo, ya que servía para que a uno lo señalaran como cómplice del demonio o, peor aún, el demonio mismo.
Actualmente, cuando ocurren hechos como el que comentamos, ya no gritamos "brujería" o "satán", sino "machismo" o "heteropatriarcado", pero el esquema medieval se reproduce con tan idéntica precisión que sorprende que pase desapercibido.
Al igual que entonces, se aparca la ciencia (la que surge de los datos y de lo que sabemos de la mente humana) y la razón (el machismo que tanto abunda da respuesta él solito a algo tan poco frecuente como el homicidio de niños/mujeres), y se sustituye por fe inquebrantable.
Desde el poder establecido se bombardea a los ciudadanos con que el machismo y el heteropatriarcado son los culpables de los crímenes más atroces. Y aunque hay mujeres machistas, se hace hincapié en el hombre, violento por naturaleza. Los ciudadanos decimos amén.
Se ha creado toda una estructura de poder (ministerios, presupuestos, leyes, juristas, sociólogos) alrededor de la idea de que el hecho de que vivamos en una sociedad machista, y solo eso, es la explicación a algo tan complejo como la conducta humana, también la del homicida.
Por supuesto, las soluciones dadas desde estas premisas para acabar con los homicidios no están resultando, que es lo que cabe esperar cuando se deja la ciencia y la lógica de lado. Peor aún, están generando división y disconformidad en gran parte de la sociedad.
Tan indiscutible se presenta la fe oficial, que el que ose desviarse de ella lo más mínimo es señalado como parte del problema. No solo es un machista, sino que está contribuyendo a que las mujeres y los niños mueran. Se les señala como herejes y culpables, ambas cualidades.
Como yo, que dirán que soy parte del problema porque niego la violencia machista. Pero NO la NIEGO. Lo que niego es el machismo como explicación COMPLETA del fenómeno de los homicidios. Igual que no niego que haya bondad y maldad, pero esa reducción no explica el delito.
El padre que mata a sus hijas puede que fuese machista, pero no mató a las niñas para mostrarse superior a la mujer, presa del heteropatriarcado, sino que su cabeza hizo click y llegó a un punto tal que solo concibió una manera de hacer daño a su ex: matar lo que más quería.
Pero el deseo de dañar a otra persona no es propio de machistas. El deseo de dañar a las personas que te rodean es propio de los seres humanos. Algunos lo llevan a la práctica, y de formas tan variadas como amplia es la imaginación; y sí, algunos de maneras muy crueles.
El quid está en eso que marca la diferencia entre desear y ejecutar (y cómo), y ello depende de tantos factores que reducirlo a machismo es como decir que una buena hamburguesa se hace solo con ketchup, obviando el resto de ingredientes. Espero que se me haya entendido. FIN.
Para los curiosos (que son todos aquellos que desde la Edad Media se han atrevido a poner en duda la verdad oficial), recomiendo leer esto.
Texto de un juez, indignado e inconformista.
https://evolucionyneurociencias.blogspot.com/2020/07/ocho-razones-por-las-que-la-violencia.html
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OTRA LETRA MÁS Fausto Taranto ft. Manuel Martínez (Medina Azahara) (pinchar para ir a la canción)
Triste Pena (pinchar para ir a la canción)
Yo sé que un día volverá,
Triste pena,
Yo la voy a buscar.
Yo sé que un día volverá,
Triste pena,
Ya dejalo ya
Y no me acuerdo de ella,
Amor, amor amargo,
Amor bien agitanado,
Amor con mi querer.
Hoy para vivir,
Amor, confundir
Y no saber llorar.
Hoy para vivir
No saber, confundir
Un amor de verdad.
Pero ya lo siento, ya.
La que me ha querío,
Amor más agitanado,
Amor más agitanado,
Amor, ya sin tu querer
Hoy para vivir,
Amor, confundir
Y no saber llorar.
Hoy para vivir,
Amor, confundir
Y no saber llorar.
Hoy para vivir,
Amor, confundir
Y no saber llorar.
Hoy para vivir,
Amor, confundir
Y no saber llorar.
Se me agrietan los labios
de no poder besarte,
se me desbordan los ojos
de no poder mirarte,
se me encoge el pecho
de no poder abrazarte,
se me parte el alma
de no poder tenerte.
Pero estás...
en las páginas de mi libro,
en las aventuras de mis historias,
en los secretos de mis fantasías,
en los sueños que me agitan,
en mi piel al sentir tu tacto,
en el espejo que me mira,
en los dias de mi calendario.
Relato publicado por Maria.