lunes, 14 de junio de 2021

Tu muerte no vende.

        Publico éstos dos escritos de gente que piensa más o menos lo mismo que yo, y que no se deja llevar en masa por lo que nos quieren vender los que manipulan todo a cambio de algún tipo de beneficio.

                  
 
        Querida Yaiza, querida niña con nombre de princesa guanche: a tus cuatro años de edad, el día 31 de mayo de 2021, en Sant Joan Despí, provincia de Barcelona, donde vivías, tu madre te asesinó para castigar a tu padre. Escribo estas líneas para pedirte perdón a ti, a tu desconsolado padre y a cuantos te conocían, porque no lo supe.
        Diez días después de tu tragedia, hemos sabido que otra niña murió como tú: primero narcotizada y después ahogada; tú por una bolsa, ella en el mar. Qué ha tenido ella que tú no tuviste, me pregunto. De ella sí lo supe, sí lo seguí y sí me horroricé y por eso lo publiqué. Pero quedé en deuda contigo, con tu padre y los tuyos y con todos los niños que no hayan tenido quien los recordara en su dolor y su final.
        Tu muerte no la supe porque a nadie le importó, no fue titular y apenas se mencionó de pasada en algún telediario. Tu muerte no importó a la inmensa mayoría de los periódicos. De ti no quiso saber ninguno de los directores de esos programas dedicados día y noche a retorcernos las entrañas con las muertes de Olivia y Anna, sin cesar, una y otra vez sin descanso, entre un paquete publicitario y el siguiente, escudriñando pormenores de sus vidas que nadie necesita saber.              
        Tu muerte no importó a este presidente que se deshizo en condolencias cuando se confirmó la muerte de Olivia y que de ti nada supo. Tu muerte no importó a la reina consorte, que derramó lágrimas por Olivia y que no supo de ti hasta que conoció lo de las otras niñas. 
        Tu muerte no le interesó a una a quien pagamos enormes emolumentos por ser ministra de Igualdad y que de ti nada supo o nada quiere saber. Tu muerte no importó a esa multitud vociferante que se manifestó ayer, viernes, en las ciudades más importantes de España, entre los que nadie te mencionó porque de ti nada saben o nada quieren saber.
        Yo te pido perdón, querida Yaiza. Algunos dejarán la condolencia, pero no igualarán a las del otro caso. No esperes que tu muerte importe lo mismo que las otras. Doler dolerá lo mismo, pero es que la tuya no vende. A esto lo llaman igualdad. A saber por qué.
        Descansa en paz, querida niña Yaiza. Dale besitos a Olivia y Anna, que también son princesas como tú, y vivían en esta tierra de las princesas guanches.
Texto de Miguel de León. 



        Con todo lo que se está generando alrededor del horroroso crimen de las niñas de Tenerife, me viene a la cabeza cómo se reaccionaba en la Edad Media ante hechos similares. 

       Ante hechos tan atroces que el común de los mortales no concebimos, lo habitual en la Edad Media es que los mismos se atribuyesen a brujas (mujeres que habían pactado con el diablo) o directamente a Satán. Solo el Mal personificado podía explicarlo.

      La razón o la ciencia quedaban totalmente al margen, pero daba igual: lo importante es que esa explicación del hecho contaba con el favor del común de los ciudadanos y, sobre todo, de las élites gobernantes, que constantemente abonaban ese mensaje.

    Así, los ciudadanos eran convenientemente adecentados cada día de misa sobre cómo el diablo se puede meter en las personas y estar detrás de los peores actos de éstas, haciendo hincapié en la mujer que, bajo el estigma de Eva, era más fácilmente influenciable.

        A su vez, la Iglesia mantenía toda una estructura de poder, dinero incluido, girando en torno a la idea de que Satán era algo real que, efectivamente, vivía entre nosotros. Clero, reyes, tribunales e incluso pensadores y teóricos, formaban parte de esa estructura de poder.

       Por supuesto, las "soluciones" ante hechos así, consistentes en sacar el demonio del sujeto afectado, o en actos colectivos de expiación, tenían poca o nula efectividad real. Pero daba igual, porque señalar públicamente al demonio era catarsis social suficiente.

        Como vemos, la razón se sustituía por la fe, y la ciencia por dogmas indiscutibles. De hecho, apartarse de esta explicación oficial era una actividad de riesgo, ya que servía para que a uno lo señalaran como cómplice del demonio o, peor aún, el demonio mismo.

       Actualmente, cuando ocurren hechos como el que comentamos, ya no gritamos "brujería" o "satán", sino "machismo" o "heteropatriarcado", pero el esquema medieval se reproduce con tan idéntica precisión que sorprende que pase desapercibido.

       Al igual que entonces, se aparca la ciencia (la que surge de los datos y de lo que sabemos de la mente humana) y la razón (el machismo que tanto abunda da respuesta él solito a algo tan poco frecuente como el homicidio de niños/mujeres), y se sustituye por fe inquebrantable.

      Desde el poder establecido se bombardea a los ciudadanos con que el machismo y el heteropatriarcado son los culpables de los crímenes más atroces. Y aunque hay mujeres machistas, se hace hincapié en el hombre, violento por naturaleza. Los ciudadanos decimos amén.

      Se ha creado toda una estructura de poder (ministerios, presupuestos, leyes, juristas, sociólogos) alrededor de la idea de que el hecho de que vivamos en una sociedad machista, y solo eso, es la explicación a algo tan complejo como la conducta humana, también la del homicida.

       Por supuesto, las soluciones dadas desde estas premisas para acabar con los homicidios no están resultando, que es lo que cabe esperar cuando se deja la ciencia y la lógica de lado. Peor aún, están generando división y disconformidad en gran parte de la sociedad.

      Tan indiscutible se presenta la fe oficial, que el que ose desviarse de ella lo más mínimo es señalado como parte del problema. No solo es un machista, sino que está contribuyendo a que las mujeres y los niños mueran. Se les señala como herejes y culpables, ambas cualidades.

      Como yo, que dirán que soy parte del problema porque niego la violencia machista. Pero NO la NIEGO. Lo que niego es el machismo como explicación COMPLETA del fenómeno de los homicidios. Igual que no niego que haya bondad y maldad, pero esa reducción no explica el delito.

      El padre que mata a sus hijas puede que fuese machista, pero no mató a las niñas para mostrarse superior a la mujer, presa del heteropatriarcado, sino que su cabeza hizo click y llegó a un punto tal que solo concibió una manera de hacer daño a su ex: matar lo que más quería.

      Pero el deseo de dañar a otra persona no es propio de machistas. El deseo de dañar a las personas que te rodean es propio de los seres humanos. Algunos lo llevan a la práctica, y de formas tan variadas como amplia es la imaginación; y sí, algunos de maneras muy crueles.

       El quid está en eso que marca la diferencia entre desear y ejecutar (y cómo), y ello depende de tantos factores que reducirlo a machismo es como decir que una buena hamburguesa se hace solo con ketchup, obviando el resto de ingredientes. Espero que se me haya entendido. FIN.

      Para los curiosos (que son todos aquellos que desde la Edad Media se han atrevido a poner en duda la verdad oficial), recomiendo leer esto. 

Texto de un juez, indignado e inconformista. 

 https://evolucionyneurociencias.blogspot.com/2020/07/ocho-razones-por-las-que-la-violencia.html      

 

 

 

 

 

 

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