miércoles, 12 de octubre de 2011

13 de Octubre de 2011

 

Que no daría yo, por empezar de nuevo,
a pasear por la arena de esa playa blanca.

Que no daría yo, por escuchar de nuevo

esa niña que llega tarde a casa.

Y escuchar ese grito de mi madre

pregonando mi nombre en la ventana
mientras yo deshojaba primaveras
por la calle mayor y por la plaza.

Que no daría yo, por empezar de nuevo,

para contar estrellas desde mi ventana.

Vestirme de faralaes y pasear la feria

  hasta sentir el beso de la madrugada
y volar a los brazos de mi pare
y recibir el brillo en la mirada
para luego alejarme lentamente
a un tablao a bailar por sevillanas.

Que no daría yo, por escaparme

a un cine de verano
en donde alguien me daba
el primer beso de amor,
que no daría yo, por escaparme
sentada junto a él en ese parque
viendo como se ponía el sol.

Que no daría yo, ay,

por sentarme junto a él en ese parque
y oyendo el ruido del mar,
y oyendo el ruido del mar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un poema precioso, pero lleno de añoranzas. Espero que no duelan demasiado y que sirvan para recordar bellos momentos.

Es un place leerte, Sofía

SantiCortinas dijo...

Vaya par de pipiolos estábais hechos, bueno todavía lo estáis, jejejeje.
El poema muy bonito y con un buen ritmo.
Salu2.